Fueron personas señaladas por ser hippies, marginados por ser “bebe latas” y drogadictos; rechazados por su apariencia física, especialmente por estar “pelús”. Sin embargo, Dios marcó con experiencias positivas sus vidas y nadie podía explicarlo, sólo aquellos que lo vivieron. Así llegaron poco a poco cientos de rechazados por la sociedad a un lugar donde jamás imaginarían que encontrarían refugio y, al mismo tiempo, aceptación y restauración.
Fue en la década de los setenta (1971) en Puerto Rico, donde en el Ministerio Cristiano de las Catacumbas estas personas encontraron un espacio para buscar a Dios con libertad sin importar la proveniencia de ninguno.
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Jovenes "Catacumberos".
Foto suministrada por Milton Picón. |
Era un tiempo donde ya los jóvenes estaban cansados de lo establecido. Presidía la cultura de las drogas, el amor libre, las comunas; tomaba auge el hinduismo, el militarismo y el protestantismo político. Ya no se sabía en qué, ni en quién creer y cada vez menos se creía en la iglesia. En esta última, se vivía una vida de apariencias y un fundamentalismo vacio. Estaban enajenados de la realidad que vivía el país y el mundo, y por ello pensaban que esa juventud, de la forma en que vivían, jamás conocería a Dios ni podrían participar de la comunidad de fe cristiana. No obstante, lo hicieron. Estas eran las circunstancias que imperaban en la época según narradas por Milton Picón y Carlos R. “Charlie” Fuentes, parte de los primeros seguidores del movimiento.
“Creo que Dios vio eso desde el cielo y dijo mira yo, yo voy a hacer algo. Y eventualmente un grupo de jóvenes empezaron a buscar a Dios seriamente, y jóvenes que yo los conocía y estaban mal. Empezaron a buscar a Dios y de esa experiencia empezó lo que se llama un avivamiento”, declaró Fuentes.
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Foto de Pedro H. Rodriguez,
suministrada por Milton Picón. |
Cuentan los pioneros del movimiento que el fundador de las Catacumbas, Pedro H. Rodríguez, era un joven que jamás pensarían las personas que tendría una experiencia con Dios. Desde pequeño, creció en una iglesia donde vio división por cuestiones políticas y donde relata haber visto un borracho entrar y ser completamente ignorado. Como consecuencia, no quería saber nada de la iglesia. “Era un muchacho bien inteligente pero al entrar a la universidad se metió de cuanta droga había y siempre estaba en un viaje”, afirmó Picón. Según este, el fundador había pedido que si Dios existía “lo tumbara del caballo como lo hizo con Pablo [de la historia bíblica de los Hechos, sobre Saulo-Pablo de Tarso]”. Tal como lo pidió, así sucedió. Comenzó pues a predicar en todos lados que se leyera la Biblia y se buscara de Dios. Decidió que tenía que entrar a los lugares que frecuentaba y allí proclamar el amor de Dios. Fue así como muchos de los jóvenes que la propia iglesia consideró como casos perdidos, indignos de recibir el evangelio, conocieron a Dios, y como comenzó las Catacumbas.Estas personas fueron a lugares que jamás en esta época entraría alguna iglesia. Fuentes contó cómo fueron a predicar el evangelio de Cristo a las calles, en leprocomios, en prostíbulos y todo aquel lugar que reconocían que Jesús también entraría como lo hizo cuando estuvo en la tierra. Para ellos era de suma importancia alcanzar a los marginados y a todo tipo de persona, no importando quienes fueran, ya que la Biblia relataba un Dios que amaba a todos por igual.
Le llamaron al movimiento Catacumbas, ya que al igual que los primeros cristianos en el siglo I durante el reinado de Nerón, sufrieron una persecución por aquello que creían. Los antiguos se caracterizaron por esconderse en catacumbas, pequeñas tumbas subterráneas, donde ejercían una libertad de culto que provocaría su muerte si lo hacían al aire libre.
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Foto suministrada por Milton Picón.
"Esta fotografía de un joven portando una
Biblia en la mano y una pancarta en la otra
representaba un desafío para la iglesia
institucional", afirmó Picón. |
De manera similar a la de estos mártires, los “catacumberos” en Puerto Rico sufrían una persecución social ya que por su pelo y apariencia hippie eran sacados de las iglesias. Para ese entonces, el que predicara la palabra de Dios “tenía que tener cerquillo y vestir polyester”, manifestó Fuentes. Este relató que un día estaban en una iglesia y los botaron por cómo se veían. Para el consuelo de los desahuciados, se consideró cómo en la Biblia les había sucedido cosas semejantes a los primeros seguidores de Jesús y tomaban esta situación como un elogio por padecer persecución por la causa de Cristo. Al mismo tiempo, su primer lugar de reunión fue “en los bajos del centro comercial San Patricio… le decían el ‘underground’ y allí se iban a reunir todos los hippies del tiempo, los chamacos, todo el mundo iba allí y Pedro empezó a predicar allí el evangelio”, explicó Picón. Para ese momento al ministerio se le conocía como la Casa de Cornelio, en referencia a una historia bíblica del libro de los Hechos. Pero posteriormente el fundador leyó un libro titulado El mártir de las Catacumbas donde identificó aspectos del libro que se asemejaban a la situación de importunación que vivían. Por esta razón renombró el ministerio con el nombre actual, Ministerio Cristiano de las Catacumbas (MCC).Así como “Pedro Catacumba” tuvo un testimonio para contar, cada persona que llegaba al movimiento obtenía una experiencia propia que entendía necesaria pasar adelante. Para ellos, esto lograba que entendieran lo real que había sido Dios en sus vidas. “Creíamos en alcanzar a otros con la experiencia que habíamos tenido y por eso salíamos a la calle y participábamos de evangelismos en cierta medida agresiva”, enfatizó Cesar Vázquez, pastor de la Catacumba de Bayamón quien llegó al ministerio en el 1971.
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Foto suministrada por Milton Picón. Uno de
los murales pintados por los "catacumberos". |
¿Por qué evangelismo agresivo? Al igual que estaban dispuestos a ir a lo que llamaban “la escena”, iban a cualquier lugar que fuera necesario. Con bases bíblicas, protestaron en contra de cosas que creían que afectarían negativamente el país para que se adoptaran aquellas ideas que edificarían un mejor Puerto Rico. Enseñaban a leer y escribir a personas que no sabían. Ponían carteles en cada lugar que encontraban y pintaban murales con el popular “CRISTO TE AMA” y con un “CRISTO VIENE PRONTO”. En fin, en palabras de un seguidor común, “fueron jóvenes cristianos revolucionarios que con sus vidas y sus acciones impactaron muchas vidas”. Hoy día, se pueden ver jóvenes que pertenecen a este ministerio predicando todos los años en actividades como las Fiestas de la Calle San Sebastián y en las Justas Atléticas Interuniversitarias. Sin embargo, el salir a predicar en diferentes lugares ya no se usa con la misma frecuencia que antes pues se entendió, y confirman en sus reuniones, que es menester trabajar primeramente con discipular “los de adentro” para impactar “los de afuera” no sólo con palabras sino con un estilo de vida.
Según el presidente de las Catacumbas, Silvestre “Ferdy” Padilla Rosa, el ministerio “sigue siendo un movimiento cristiano que Dios levantó en Puerto Rico… con principios de acción social… [y que] la iglesia tiene una función integral en el pueblo, en la nación como embajadores de Cristo”. Una alternativa para la juventud pero también para los mayores cuyo “fin es ganar almas para el Señor, que más gente conozca de Dios y que puedan tener una transformación real”, especificó. Al preguntarle al presidente qué ha sido lo más difícil que el MCC ha enfrentado como iglesia para llegar a los cuarenta años de existencia, recientemente celebrados el pasado 20 de agosto de 2011, contestó el mantener la unidad. No obstante, indica, se ha mantenido la relación de amistad entre “catacumberos”.
Al entrevistar a cualquier fiel seguidor, todos coinciden en dos cosas. El Ministerio Cristiano de las Catacumbas ha servido de familia para ellos y, por otro lado, ha marcado la historia de Puerto Rico por su forma radical de dirigirse a las diferentes situaciones del país que merecen atención. Aquí se destacan pues aseguran que así como Jesús ayudó a un sin número de personas, es necesario que todo “catacumbero”, como seguidor suyo, se dirija con ayuda a los necesitados de Puerto Rico y el mundo.
Fotos:
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Foto suministrada por Milton Picón. Protesta en contra de la pornografía realizada
el 10 de enero de 1979. |
Fotos de los diferentes establecimientos y los seguidores de ayer y hoy:
Catacumba 1 de Guaynabo
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Foto sacada del libro Origen, Desarrollo y Pensamiento del Movimiento Cristiamo de las Catacumbasde Luis David González Negron. Primer lugar de reunión de las Catacumbas. Ruinas de la antigua “Caparra Diary” en San Patricio, Guaynabo. |
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Foto por Nicolás Castellano. Lugar donde hoy se reúne la Catacumba 1 de Guaynabo. |
Catacumba 2 de Bayamón
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Foto sacada del libro Origen, Desarrollo y Pensamiento del Movimiento Cristiamo de las Catacumbas de Luis David González Negron. Foto del primer lugar de reunión de la Catacumba 2 de Bayamón. |
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Foto por Valerie Vázquez. Lugar donde hoy se reúne la Catacumba 2 de Bayamón. |
Catacumba 9 de Cayey
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Foto sacada del libro Corazón Catacumbero de Charlie Fuentes. Primer lugar de reunión de la Catacumba 9 de Cayey |
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Foto por Carol G. Aguilú. Lugar donde hoy se reúne la Catacumba 9 de Cayey. |
Nota: Se fundaron 21 Catacumbas en Puerto Rico, una en Republica Dominicana y otra en Venezuela. Formando un total de 23 Catacumbas.
Video:
Invitación del Aniversario #38 donde se observa la evolución del Ministerio.